Hablar de comunicación inclusiva es hablar de generación de confianza por parte de los grupos de interés de cada organización.
Y, claramente, es una excelente herramienta para impulsar y proteger la reputación corporativa, así como herramienta para transformar las desigualdades.
Pero: ¿qué es la comunicación inclusiva?
La comunicación inclusiva contribuye a reconocer una realidad social diversa y libre de estereotipos. Y podríamos fundamentarla en tres aspectos comunicativos claves para contribuir activamente a la inclusión.
En primer lugar: el mensaje, que responde a “lo que decimos”.
En segundo lugar: el código, que responde a “cómo lo decimos”
En tercer lugar: el propósito, que responde a “la intensión con la que lo decimos”.
También podemos destacar que el verdadero propósito de la comunicación inclusiva es garantizar la participación y representación de todas las personas en el proceso comunicativo, así como ser un aliado en la inclusión sociolaboral.
Y para que se cumpla con este propósito, es elemental que su nacimiento se origine desde lo más profundo de la organización. Esto es: desde el convencimiento de las personas que la conforman y su identificación con las acciones y conductas que se generan.
Desarrollar una comunicación corporativa inclusiva
Por básico que parezca, es fundamental tomar como punto de partida trabajar una comunicación clara. En otras palabras, que la información que vamos a transmitir se haga de manera fácil, transparente, simple y eficaz.
De esta forma, aseguramos el entendimiento ágil del mensaje por parte de todas las personas y audiencias que deseamos impactar.
Además, debemos tomar en cuenta que el lenguaje e imágenes sean claras, con canales y plataformas accesibles, legibles y usables, para que el mensaje sea recibido por todas las personas.
Eso sí, es de gran valor el asesoramiento de expertos que nos acompañen a generar líneas de acción y capacitación; tal y como lo hace la empresa Plura en Costa Rica, y que hoy es referente en la región.
Esto es para que, coherente a los objetivos de la empresa y la estrategia de negocio, podamos desarrollar un plan de comunicación inclusiva acorde a las necesidades de la organización y expectativas de los stakeholders.
De lo contrario, estaríamos caminando en un terreno peligroso, debido a su sensibilidad y complejidad.
Aquí podríamos activar una serie de riesgos reputacionales que nos pueden generar un fuerte castigo por parte de la sociedad, impactando negativamente la reputación y la rentabilidad, así como poner en riesgo la licencia social para operar.
El mensaje es el elemento diferenciador
Pero no alcanza solo con una comunicación clara, también debemos garantizar que el mensaje realmente contribuye activamente a la igualdad de oportunidades de la inclusión.
Por ende, es importante valorar algunos elementos claves para lograrlo:
Incorporar al propósito la defensa de los derechos humanos y valores fundamentales
Darles voz: Evitar a toda costa reforzar prejuicios y sesgos
Determinación: Defender la igualdad de oportunidades e inclusión
Escucha: Saber escuchar a las personas más vulnerables
Visibilidad: Es necesaria para que las personas tomen acción en la comunicación y no sean solo espectadores
Empatía y sensibilidad: Siempre es importante ponernos en el lugar de las personas con las que la organización se comunica para adaptarse a sus necesidades
Cuidar en todo momento la terminología adecuada al usar un leguaje inclusivo
Impacto en la reputación corporativa
Cuando las organizaciones cuentan con claras políticas de inclusión y un buen plan de comunicación inclusiva, se genera un impacto positivo e inmediato en la reputación corporativa.
Gracias a sus beneficios, el tejido empresarial lo ha convertido en un imperativo en sus estrategias de negocio para cuidar la sostenibilidad futura.
Por ejemplo, impulsa el employer branding, en otras palabras, la gestión interna de la organización. Ya que los colaboradores son motivados y los mueve el sentimiento de que son valorados por su talento, sin sesgos por edad, sexo, religión, condición social, entre muchos otros.
Y como siempre, todo lo que impacta a lo interno de la organización se va a ver reflejado a lo externo.
Por lo que vamos a ganar en recomendación por parte de nuestros colaboradores, convirtiéndolos en embajadores de marca predilectos, gracias a sus mensajes positivos y buena percepción.
Además, en creatividad e innovación, las diferentes visiones generan un ambiente innovador y flexible.
Conectar mejor
En la apertura de nuevos mercados, porque nos otorga la oportunidad de conectar mejor y con mayor cantidad de públicos y audiencias, lo que expande los horizontes del negocio.
Pero también para la prevención de crisis reputacionales, ya que nos otorga una perspectiva amplificada de las acciones que realiza y de sus mensajes hacia la sociedad.
El conocimiento que puede aportar un equipo de trabajo diverso otorga mejores capacidades de análisis y conocimientos sobre las realidades sociales para la toma de decisiones.
Inclusive, impulsa a la organización como referente responsable en la búsqueda de un mundo más inclusivo y tolerante, con capacidades para entender la complejidad de los diferentes insights sociales.
Por tanto, es un refuerzo clave para el desarrollo de programas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
En conclusión, un plan de comunicación inclusiva es una gran herramienta para el impulso y resguardo de la reputación, pero también, para avanzar, liderar y convertirse a las organizaciones referentes para la transformación de las desigualdades.
Artículo publicado en el diario www.observador.cr en Costa Rica.
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